The day is normal in my city.
In the garden, Manuel is working,
and in the nursery, Celia warms
milk and prepares bedtime stories.
The children have not disappeared.
The lady chooses among three gowns.
The gentleman selects a red necktie.
They are going to the concert hall,
and there, in a walled garden,
behind brick-work and iron gates,
the man will clench his hand
(his cigar is not permitted),
while the lady sips her Sauvignon Blanc.
They will hear the Emperor Concerto.
They will listen to a grand Te Deum
with three hundred performers.
Up in the high balcony’s cheap seats
the mothers of the children’s chorus will smile.
Their children have not disappeared.
After the applause dies off,
the well-dressed crowd will flow down
the grand staircase.
The day is normal in my city,
but the unanswered question hangs
like an ominous storm cloud:
You, sir, you, madame! Did you vote for him?
Your children have not disappeared.
*** *** ***
This poem was written first in Spanish. Here is the original:
EL
DÍA ES NORMAL EN LA CIUDAD
El
día es normal en la ciudad.
Manuel,
en el jardín, trabaja,
y
Celia, en el cuarto de los niños,
calienta
la leche, y ensaya
los
cuentos de hadas.
Los
niños no han desaparecido.
La
ama de casa elige entre tres vestidos.
El
esposo escoge una corbata roja.
Van
al teatro para escuchar un concierto.
Y
allí, en un jardín amurallado
detrás
de ladrillos y puertas de hierro,
el
señor apretará la mano
(su
cigarro no está permitido),
mientras
la señora sorbe un Sauvignon Blanc.
Oirán
el Concierto “El Emperador.”
Escucharán
un Te Deum grande
con
trescientos ejecutantes.
Las
madres del coro de niños
sonreirán
desde el balcón superior.
Sus
niños no han desaparecido.
Después
que el aplauso se apague,
bien
vestidos, la
audiencia
fluye
por la gran escalera.
El
día es normal en la ciudad,
pero
la pregunta sin respuesta
se
cuelga como una nube de tormenta.
Tú,
señor, tú, señora — ¿Votaron por él?
Tus niños no han desaparecido.